México busca en China al nuevo EE UU

Media docena de expertos consultados por EL PAÍS subrayan el potencial de la relación bilateral, pero remarcan que su consolidación pasa por el largo y no por el corto plazo: “Los milagros no existen; Pekín no puede sustituir a Washington”

EL PAIS.

México ha pasado, en poco más de 15 años, de ser el último país del mundo en aceptar la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) a buscar en Pekín una solución de urgencia al giro en la política comercial estadounidense. Apremiado por el alarmante giro unilateral de la Administración Trump, el Gobierno mexicano ha mandado en las últimas fechas importantes mensajes de acercamiento al gigante asiático. El último en hacerlo ha sido el canciller, Luis Videgaray, hombre clave en el Ejecutivo de Enrique Peña Nieto. “Uno de nuestros objetivos es lograr un mayor equilibrio en el comercio con China”, aseguró recientemente el canciller. La realidad, en cambio, dista mucho de ser tan sencilla, según media docena de expertos consultados por EL PAÍS: dar una vuelta a la matriz exportadora mexicana –hoy el 80% de sus ventas exteriores van dirigidas a EE. UU. y Canadá– y redirigirla a China no es cosa de semanas ni de meses. Pekín es solo una solución de largo plazo.