La etiqueta Made in Argentina está en brotes de soja que reciben en China y en un vino tinto que toman en Estados Unidos, pero también en un software que utilizan en la India o en un brief para un aviso publicitario que llega al Reino Unido. Con los alimentos como bandera, el país tiene posibilidades de diversificar sus cartas de presentación hacia el mundo con el agregado de valor, tanto en productos como en servicios. Para debatir obstáculos y oportunidades, LA NACION reunió a 19 especialistas que delinearon el presente y el futuro de la inserción argentina en el comercio internacional en el evento Negocios con el Mundo.
Los expertos se dieron cita en el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano (Malba) y los encargados de moderar la jornada fueron los periodistas José Del Rio e Ignacio Federico. Fernando Negri, responsable de Global Markets de ICBC Argentina, fue el primer entrevistado de la mañana. Dijo que la Argentina está comenzando a “plantar las condiciones necesarias para que crezca la inversión” y que eso se refleja en el crecimiento de la exportación de manufacturas de origen industrial.
Lo sucedieron cuatro representantes de empresas exportadoras. Romain Corneille (San Miguel) detalló cómo la compañía citrícola pasó de un modelo de push -enviar la fruta y luego ver qué sucedía- a un modelo pull -contratos con supermercados y empresas de alimentos procesados-. Enrique Alemañy (Ford Argentina) se refirió a los costos de producir en la Argentina y señaló que son “un 25 por ciento” más caros que en Brasil.